Simeone explica el éxito alineando cuatro pilares con un objetivo: hinchada, jugadores, dirigentes y entrenadores. Sin definir con precisión cuál es ese objetivo, en la interpretación de su discurso se deduce que sigue siendo la fortaleza, la firmeza y la unión de un gigantesco grupo de personas, aquí y ahora.

Simeone no se detiene en la grandilocuencia de las promesas, en toda su trayectoria como entrenador del Atlético de Madrid, jamás ha prometido un título, lo que sí promete son desafíos e ilusiones, y éstos, solo se vencen o alcanzan con trabajo.

Lleva siete años insistiendo en la importancia del mismo partido: el siguiente, el próximo, el que viene. Así es como el Atlético sigue jugando desde hace siete años, un solo partido. Acotando el objetivo, pero renovándolo cada semana desde 2011 con la frase “partido a partido”, es como mantuvo vigente a su equipo, su hinchada, su dirigencia y su cuerpo técnico.

No se explica de otra forma que perdiendo dos finales de Champions contra el Real Madrid, con todo el daño histórico y colateral que ello implica, el Atlético siga adelante con el mismo ímpetu. Cualquier otra institución habría salido derrotada frente a semejante adversidad; no el Atlético, porque como el ideario de Simeone lo garantiza, se mueve como un pueblo, desde el hincha más pequeño hasta el jugador más veterano.

Vencer a un equipo de futbol no es lo mismo que vencer a un pueblo, mirado así, el dolor, como el espíritu de lucha para levantarse, se reparte entre miles de personas, quizá millones. Ahí radica el éxito de Simeone, mientras a la mayoría de los equipos se les exigen triunfos, puntos, títulos, derroches y contrataciones, al Atlético se le exige identidad.

En función de ella se entrena, se juega, se gasta, se contrata y se dirige: en el Metropolitano no sobran los trofeos, ni el dinero, como en otros sitios, pero puede presumir de una obstinada identidad. Entenderlo y aceptarlo, es formar parte de un estilo de vida alineado con la filosofía de un Club. Simeone ha renovado con el Atlético hasta el 2022, no es el técnico quien firma el nuevo acuerdo: son aficionados, jugadores, dirigentes y entrenadores. El contrato de Simeone es casi una Constitución.

Fuente: Milenio 

 

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