REMEMBRANZAS
Por Santos Gabriel Us Ake

Durante el tercer trimestre de 2019 (julio-septiembre) el crecimiento económico fue de solo 0.01 por ciento en términos reales, o sea nada, de acuerdo al reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y a pesar de que el país muestra signos de recesión, el presidente de centroizquierda Andrés Manuel López afirma que “técnicamente no hay recesión”.

La grave situación se puede notar con tan sólo un ejemplo con respecto al maíz, un producto básico en México para el consumo humano y la crianza de animales de corral. El consumidor común no puede comprar más de un costal por familia en las tiendas Diconsa porque ahora está racionado y además es más caro con respecto al año pasado pues aumentó casi un 50 por ciento el kilogramo.

En el segundo trimestre del año (abril-junio) el crecimiento fue 0.0 y no parece ser que mejore a corto plazo sino al contrario podría agravarse más y entonces aumentar los signos de recesión económica, aunque de manera oficial lo niegue el gobierno. Durante el sexenio del entonces presidente Enrique Peña Nieto el crecimiento económico con un modelo neoliberal fue de 2.1 por ciento en promedio, con su nivel más bajo de 1.4 por ciento en el 2013. ¿Pero en qué se puede reflejar el cero crecimiento?

Esto significa que en el presente año no abrieron nuevas empresas, no hubo inversión nueva, y en consecuencia tampoco se crearon nuevos empleos o fueron muy pocos; y en caso de registrarse la recesión que ya está en el umbral, entonces comenzarán los despidos de trabajadores para engrosar las filas del desempleo histórico y además aumentará el comercio informal, porque de algo tendrán que vivir los damnificados.

Disminuye también la recaudación de impuestos y precisamente por eso se está observando en estos momentos algunos estados y municipios aumentar o crear nuevos tributos para poder sostener el pago de la nómina de burócratas y no tener problemas para prestar el servicio público, pero además habrá muy poca o nula obra pública. Desde el sexenio pasado ya venía disminuyendo el crecimiento a pesar de ser un gobierno neoliberal que supuestamente generaba confianza a los inversionistas.

Ahora con un gobierno de centroizquierda que lucha principalmente contra la gran corrupción que existe en todos los niveles desde hace muchos años, se está viviendo cero crecimiento económico, situación que el presidente Andrés Manuel López Obrador considera que es una transición normal para “poner orden” y que finalmente alcanzará sus metas. Ciertamente no ha aumentado el dólar ante el peso y tampoco han registrado incremento las gasolinas y el diésel, hay reservas y finanzas sanas.

De acuerdo a las declaraciones del presidente, este proceso de transición para poner orden y sentar las bases para la cuarta transformación podría requerir un año más, o sea que en el 2020 tampoco habrá crecimiento económico y si bien nos va hasta el 2021 habría mejoría si es que no se presentan problemas graves a nivel mundial y al interior del país. Y ya para el 2021 que sería mitad de sexenio, se estarían moviendo más los interesados en sucederlo en la silla presidencial.

El gobierno federal alega que no está otorgando contratos ni concesiones a diestra y siniestra a costa de afectar el medio ambiente y generar corrupción como ocurría con Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, a quienes acusó de favorecer a las empresas españolas Repsol y OHL, respectivamente. Y a eso atribuye que no haya crecimiento económico por el momento porque está reordenando el país en este su primer año de gobierno, pero en cambio sostiene que ahora existe mayor apoyo a los pobres y que está sentando las bases para el desarrollo con bienestar, el cual si funciona, se verá en el 2022 en adelante.

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