REMEMBRANZAS
Por Santos Gabriel Us Ake

Casi nadie ve o no quiere ver el desplome de la industria de la construcción en el país, un problema social que no es de ahora, sino de hace muchos años pero que se ha agudizado en los últimos meses y lo peor de todo es que no parece tener una solución a corto plazo.
El estudio más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) establece que la industria de la construcción se desplomó un 10 por ciento anual durante el mes de septiembre, y con esta cifra acumuló 15 meses de descensos consecutivos. Los expertos indican que la actividad que marca realmente el grado de desarrollo de un país o un estado es la cantidad de cemento o acero que se utiliza.
Reportes de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC)señalan que como consecuencia de la desaceleración económica, el 14 por ciento de las empresas del ramo a nivel nacional han cerrado sus puertas y con ello la desocupación de trabajadores.
En el caso de Quintana Roo no se ha visto el desarrollo de grandes obras del sector público ni privado durante el transcurso del presente año que está por terminar, y no se espera que en lo que resta de 2019 se recupere el sector. Inclusive la construcción de vivienda de interés social también se encuentra deprimida, y más acentuado aún con el retiro de los subsidios a los trabajadores para la adquisición de una casa.
En la actualidad donde se observa la existencia de un poco de inversión privada es en el área de Isla Blanca, en la zona continental de Isla Mujeres, pero es insuficiente para satisfacer las necesidades de empleo. En el centro y sur de la entidad la situación es peor porque no hay trabajo en la industria de la construcción.
En la zona rural de la entidad la crisis es peor, pues no solamente se han perdido las cosechas de la agricultura de temporal sino que no hay empleo alternativo. Los poblados demandan desde hace muchos años la construcción o remodelación de parques, escuelas de nivel básico (preescolar, primaria y secundaria), pavimentación de calles, ampliación de energía eléctrica y agua potable, caminos sacacosechas, centros de salud, entre otros.
En el 2020 las obras programadas para los 300 pueblos seguramente beneficiará, porque dará empleo a las empresas privadas y a los propios pobladores necesitados de ingresos, mientras que en las ciudades se requiere la reactivación de la construcción de viviendas de interés social y la regularización de las colonias marginadas para que puedan tener obra pública.
Tan solo en el Parque del Crucero en Cancún se puede notar la gran cantidad de obreros que se mantienen a la espera de empleo, un fenómeno que no se daba antes, sino que incluso las empresas constructoras reclutaban a los trabajadores desde sus estados de origen y los traían en autobuses. Ahora la mano de obra existente y que cada día aumenta más no encuentra la oferta de trabajo que había antes, y más ahora con el desplome de la construcción, no se observa una pronta recuperación sino una mayor crisis en el sector.

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