REMEMBRANZAS
Por Santos Gabriel Us Ake

He platicado con varios cabalgantes y me han expresado que han sido traicionados por los diputados locales de la XV Legislatura del Congreso del Estado y por los actuales de la XVI Legislatura, los primeros por aprobar sin consensuar la Ley de Protección y Bienestar Animal y los segundos por no revisarla y hacerle adecuaciones. Señalan principalmente a los diputados del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), quienes fueron los impulsores de la iniciativa.
Sostienen que fueron traicionados porque cuando eran candidatos y andaban en campaña suplicando el voto a su favor, nunca hablaron sobre impulsar una ley de protección animal sino que lo promovieron cuando ya habían asumido el cargo e incluso cuando ya estaban de salida. Algunos cabalgantes y ciudadanos que he entrevistado expresaron que un candidato a diputado debe hablar cara a caro con los votantes sobre sus propuestas y en caso de ser electo debe trabajar sobre esos temas para que sea un verdadero presentante popular, no un traidor que llegó al congreso por medio de comprar el voto y promover iniciativas a espaldas de los que confiaron en él.
Una de las posturas que mencionan los cabalgantes pertenecientes a una asociación estatal y nacional es que no rechazan la totalidad de la ley sino que están de acuerdo en una regulación sobre el cuidado de los animales, en este caso de los caballos de monta. Citan por ejemplo que algunos cabalgantes independientes o furtivos suelen comprar caballos para destriparlos en eventos clandestinos, una práctica abominable que no practican los asociados y que ciertamente están de acuerdo en prohibir.
Respecto a los cabalgantes he conocido sus actividades y el cuidado que le dan a los caballos. Los que están organizados cuentan con estatutos que está obligados a respetar, mientras que muchos de los independientes no le rinden cuentas a nadie sobre sus actos. Pero sea como fuere la Ley de Protección y Bienestar Animal ya es una realidad porque el gobernador Carlos Joaquín González, por presión o convicción, la publicó en el Periódico Oficial del Estado el lunes 25 de noviembre de 2019 y entró en vigor el martes 26 de ese mismo mes.
Días antes de la publicación de dicha ley, en Cozumel en el desfile del 20 de noviembre con motivo del aniversario CIX del inicio de la Revolución Mexicana un jinete se desmontó del caballo, enojado le dio una patada en el viente y además le dio una cachetada al animal porque se negaba a seguir caminando. El video de esos hechos circuló en las redes sociales, generó la indignación de los activistas protectores de animales y exigieron al gobernador la publicación de la ley que estaba vetada desde hace aproximadamente cinco meses.
Las asociaciones de cabalgantes aclararon que el jinete que golpeó al caballo no pertenece a ninguna agrupación y por tanto se deslindaron de esos actos de crueldad, sin embargo sirvió para desempolvar la ley y presionar su publicación sin la revisión y modificación que ameritaba a pesar del reclamo previo de los sectores agraviados. Y ahora que está en vigor se mantiene en suspenso qué autoridad se presentará a cancelar un evento donde se utilicen a los animales para el espectáculo, como es el caso de las cabalgatas, corridas de toros y peleas de gallos.
En las comunidades donde tienen la tradición de celebrar corridas de toros, “baxa toro” en algunos casos y peleas de gallos, han comentado que van seguir realizando estas actividades e incluso han advertido que la autoridad que se presente a clausurar será retenido en los separos del pueblo. Este es el ambiente social que se genera cuando una ley se aprueba sin consensuar, sin realizar los foros necesarios, mucho menos se hacen estudios, y ocurre principalmente cuando el legislador está alejado de los sectores involucrados.
Las cabalgatas, corridas de toro, “baxa toro”, peleas de gallos, etcétera, ciertamente vienen de un contexto histórico que no pertenece a la cultura de los pueblos originarios de Mesoamérica, como han alegado algunos activistas, sin embargo otros sostienen que forma parte de las costumbres desde la llegada de los españoles, y como tal no se pueden eliminar por ley, sino mediante un periodo de transición por medio de generar conciencia y educación sobre el tema, además de las consultas y los fotos que sean necesarios, como se ha hecho con algunas iniciativas relevantes. Pero la moneda sigue en el aire, pues algunos sectores plantean la posibilidad de promover un amparo, y mientras tanto la polémica continúa