REMEMBRANZAS
Por Santos Gabriel Us Ake

En una ocasión hace unos años durante una entrevista a un gobernador se acercó una activista a solicitar la construcción de un hospital psiquiátrico en Quintana Roo y en otro momento organizaciones civiles realizaron una protesta en la representación del gobierno del estado en Cancún para exigir atención a las reclusas que no están recibiendo el cuidado especializado en la cárcel, sin embargo le dieron poca importancia a estos hechos y el problema se mantiene prácticamente sin la atención apropiada hasta hoy.

Y ahora que termina el año 2019 se publicó en un periódico el recuento de que hasta la primera quincena de diciembre se han registrado 151 suicidios en el estado, con algunos datos preocupantes como por ejemplo el hecho de que Quintana Roo se encuentra entre las cinco entidades en el país con más decesos por número de habitantes por esta causa y la mayor cantidad se presenta de 20 a 29 años y de 30 a 39 años de edad.

Algunos médicos mencionan que numerosos pacientes padecen depresión, ansiedad, pánico, estrés por el trabajo y los estudios, violencia intrafamiliar, problemas de pareja y económicos, etcétera, los cuales no están siendo atendidos como se debe precisamente porque no existe la infraestructura para la atención ni los programas gubernamentales adecuados, aparte de que la sociedad es indiferente ante este fenómeno y además con prejuicios sobre el tratamiento de enfermedades mentales.

Según algunas estadísticas registradas en la Fiscalía General del Estado (FGE), los suicidios se suscitan con mayor incidencia los fines de semana cuando las personas propensas ingieren bebidas alcohólicas, drogas o cuando discuten de manera acalorada. Además estos incidentes ocurren principalmente en las zonas populares de las ciudades con mayor o cierto grado de marginación social.

Sobre este tema de los suicidios se requiere mayor investigación de las causas que los originan, porque en realidad no existe mucha información ni estadísticas disponibles, y la lucha que realizan las organizaciones de la sociedad civil no tiene la respuesta suficiente por parte de las autoridades; y mientras tanto los decesos de esta índole siguen ocurriendo ante la indiferencia de la mayoría.

Este fenómeno social se suma a otros problemas también de gravedad como son las ejecuciones o ajustes de cuentas entre bandas del narcotráfico, extorsiones, secuestros, drogadicción, alcoholismo, prostitución, feminicidios, corrupción en la política, entre otros males, los cuales se han elevado en los últimos tres años y no parece ser que se apliquen estrategias eficaces de solución.

El tema del suicido es muy complejo, para atender este problema primero se requiere investigar a profundidad cada caso para conocer los causas exactas, que no se quede en el olvido como una muerte más, generar conciencia en la sociedad para no seguir siendo indiferentes, gestionar los recursos para la construcción de un hospital psiquiátrico y contratar al personal especializado, entre otras medidas. Incluso algunos activistas sugieren que el antiguo hospital general de Cancún puede servir para este fin.

De acuerdo a lo que he leído sobre este asunto, la creación de un hospital psiquiátrico es una de las principales demandas para darle atención a este problema social. Y para darle parte de la atención que amerita, porque no sería la solución total, las organizaciones de la sociedad civil siguen luchando para que algún día la salud mental se atienda de manera integral y esta sociedad tenga una mejor calidad de vida.

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