¿Deberías ver Depredador:Tierras Salvajes, protagonizada por Dimitrius Schuster-Koloamatangi y Elle Fanning? Descúbrelo en esta reseña.

¿De qué trata Depredador: Tierras Salvajes?

Depredador: Tierras Salvajes está ambientada en un futuro distante, en un planeta remoto, donde un joven depredador, desterrado por su clan, encuentra una aliada inesperada en Thia y emprende un peligroso viaje en busca de un digno oponente.

Clasificación: B
Duración:107 minutos
Actores: Elle Fanning, Dimitrius Schuster-Koloamatangi
Directores:Dan Trachtenberg

Opinión de Depredador:Tierras Salvajes

En Depredador: Tierras Salvajes, el director Dan Trachtenberg nos lleva a un nuevo rincón del universo Predator, explorando los códigos de honor de esta temible especie. Aquí seguimos a Dek (Dimitrius Schuster-Koloamatangi), un joven depredador desterrado por su clan y obligado a sobrevivir en un planeta inhóspito, donde deberá probar su valía como guerrero.

Cortesía de 20th Century Studios. ©

Durante su travesía conoce a Thia (Elle Fanning), una androide tan curiosa como carismática, que se convierte en su inesperada aliada. Juntos emprenden una misión peligrosa para enfrentar a Kalisk, un “superdepredador” que representa el máximo desafío. A pesar de ser tan distintos —uno una máquina y el otro una bestia alienígena—, entre ambos surge una conexión que le da a la historia un toque humano y emotivo.

Cortesía de 20th Century Studios.©

Depredador: Tierras Salvajes se siente como una aventura diferente dentro de la franquicia: menos centrada en la cacería y más en la supervivencia, el honor y la redención.En definitiva, una propuesta que amplía el universo Depredador con frescura y un enfoque más emocional, ideal para los fans de la ciencia ficción que disfrutan de mundos nuevos y criaturas con alma.

La película nos muestra que, a veces, para alcanzar una meta es necesario trabajar en equipo, incluso con personas muy distintas a nosotros. También nos recuerda que la familia —o aquello que consideramos como tal— puede llegar a traicionarnos o lastimarnos. Y, sobre todo, que ser diferente no significa ser débil.