Miles de personas que huyen de los intensos combates en Ucrania cruzaban el miércoles los pasos fronterizos de Europa central, mientras las tropas rusas bombardeaban ciudades ucranianas y parecían dispuestas a avanzar sobre la asediada capital, Kiev.

Los países occidentales se apresuraron a suministrar ayuda humanitaria y militar, a la vez que ejercían presión sobre una economía rusa que ya se tambalea por las sanciones. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió a Vladimir Putin que el líder ruso no tiene ni idea de lo que se le viene encima”. 

Ante los fracasos iniciales de Rusia en la captura de las principales ciudades, los analistas occidentales han dicho que Moscú parecía haber cambiado de táctica, incluyendo el bombardeo devastador de zonas edificadas para someter una resistencia obstinada.

Naciones Unidas calcula que unas 700,000 personas han huido a los países vecinos desde que comenzó la invasión, en lo que la Agencia de la ONU para los Refugiados advirtió que se convertirá en la mayor crisis de refugiados de Europa en este siglo.

Casi una semana después de la invasión, que Putin ha calificado de “operación militar especial”, la avalancha de personas que huyen mostraba pocos signos de disminuir.

En Tiszabecs, en la frontera de Hungría con Ucrania, Julia, de Kiev, mecía a un bebé fuertemente abrigado contra el frío y con un gorro de lana con orejas de animal. Contó que dejó atrás a su marido para luchar y que tres amigos murieron en un ataque con misiles el día que ella se fue.

Pasé la noche en el sótano y luego nos trasladamos a pie a la estación de tren”, dijo la mujer de 32 años. “Si no hubiera habido niños conmigo me habría quedado con mi marido”.

En toda Europa central, donde el recuerdo del dominio de Moscú tras la Segunda Guerra Mundial es profundo, miles de voluntarios convergieron en las fronteras, llevando alimentos, ropa y mantas.

La mayoría de los refugiados han cruzado a la Unión Europea -a la que aspira Ucrania- por el este de Polonia, Eslovaquia y Hungría y el norte de Rumanía. Las autoridades han instalado tiendas de campaña para proporcionar ayuda médica y tramitar los documentos de asilo.

En la estación de tren de Przemyśl, una ciudad de unos 60,000 habitantes situada al oeste de Medyka, el paso fronterizo más concurrido de Polonia, voluntarios repartieron galletas, bebidas y dulces gratuitos, así como comidas calientes, como sopa de centeno y ‘schnitzel’, a las miles de personas que esperaban ser transportadas a través de Europa.

Decenas de camas plegables colocadas temporalmente en el interior ofrecían descanso a algunos, agotados por las largas horas en las calles bajo la guerra y las colas para cruzar la frontera. Otros podían hacer uso de las tarjetas SIM gratuitas y de los cochecitos que se ofrecían.

Funcionarios locales de Przemyśl dijeron que estaban trabajando para establecer centros humanitarios en el lado ucraniano de la frontera para proporcionar más rápidamente alimentos y asistencia médica a las personas atrapadas en las largas colas para cruzar.

Fuente: Forbes

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