Líderes mundiales y fieles católicos despedían al papa Francisco este sábado en un funeral que destacó su preocupación por “los más periféricos de las periferias” y reflejó sus deseos como pastor. Aunque presidentes y príncipes asistieron a la misa en la plaza de San Pedro, reclusos y migrantes lo recibirán en la basílica al otro lado de la ciudad, donde fue enterrado.

Unas 250 mil personas asistieron al funeral y decenas de miles más se alinearon a lo largo de la ruta del cortejo fúnebre, aplaudiendo y gritando “papa Francesco” mientras su sencillo ataúd de madera circulaba por las calles de Roma a bordo de uno de sus antiguos papamóvileshacia el lugar donde descansará, en la Basílica de Santa María la Mayor, al otro lado de la capital italiana.

Luego fue trasladado al interior del templo escoltado por la Guardia Suiza.

El cardenal Giovanni Battista Re, de 91 años y decano del Colegio Cardenalicio, pronunció una homilía extensa, animada y muy personal. Describió al jesuita argentino como el papa del pueblo, un pastor que sabía comunicarse con “los más pequeños” con un estilo informal y espontáneo.

Re fue aplaudido por la multitud cuando recordó la constante preocupación del pontífice por los migrantes, incluyendo la misa que ofició en la frontera entre Estados Unidos y México y su viaje a un campo de refugiados en Lesbos, Grecia, de donde sacó a 12 personas con él.

“El hilo conductor de su misión fue también la convicción de que la Iglesia es un hogar para todos, un hogar con sus puertas siempre abiertas”, agregó Re.

Según el cardenal, con sus viajes, incluyendo su última gran gira por Asia el año pasado, llegó a “los más periféricos de las periferias del mundo”.

El jesuita argentino organizó el funeral él mismo cuando revisó y simplificó los ritos y rituales del Vaticano el año pasado. Su objetivo era enfatizar el papel del papa como un simple sacerdote y no como “un hombre poderoso de este mundo”.

Fue un reflejo de su proyecto de 12 años para reformar radicalmente el papado, hacer hincapié en el papel de los sacerdotes como servidores y construir “una Iglesia pobre para los pobres”.

Articuló la misión pocos días después de su elección en 2013, lo que explicó el nombre que eligió como pontífice, en honor a San Francisco de Asís, “quien tenía el corazón de los pobres del mundo”, según el decreto oficial de su biografía que se colocó en su sencillo ataúd de madera antes de su sellado el viernes por la noche.

A pesar de la atención que dedicó a los desamparados, los poderosos estuvieron presentes en su funeral. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el expresidente Joe Biden; el de Ucrania, Volodímir Zelenski; el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y el primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer , se unieron al príncipe Guillermo de  Inglaterra y a otros miembros de la realeza europea que encabezan más de 160 delegaciones oficiales.

El presidente de Argentina, Javier Milei, tuvo un lugar destacado dada la nacionalidad del papa, aunque no se llevaban especialmente bien y el pontífice se ganó también la antipatía de muchos en su país al no regresar desde que asumió el cargo.

La fachada blanca de la Basílica de San Pedro se tiñó de color rosa a la salida del sol el sábado y hordas de fieles afligidos se apuraron para entrar en la plaza. Se instalaron pantallas de televisión gigantes en las calles aledañas para quienes se quedaron fuera del recinto.

La misa y la procesión fúnebre, durante la que el ataúd fue trasladado en el papamóvil descubierto que usó durante su viaje a Filipinas en 2015, se emitió en vivo en todo el mundo.

Algunos de los dolientes pasaron la noche acampados en las plazas cercanas, y el ambiente era casi festivo mientras helicópteros sobrevolaban la zona. Italia movilizó a más de dos mil 500 policías y mil 500 soldados como parte de un dispositivo de seguridad que incluye la presencia de un torpedero frente a la costa, según la prensa italiana. 

Muchos habían previsto de antemano estar en Roma este fin de semana para asistir a la ahora pospuesta canonización del primer santo de este milenio, Carlo Acutis  dentro de la programación del Año Santo  Jubilar, y grupos de scouts y juveniles casi superaban en número a los de monjas y seminaristas.

Puedes ver: SHEINBAUM NO IRÁ AL FUNERAL DEL PAPA FRANCISCO

Fuente: AP , Latinus

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