Matías Almeyda no es un desconocido para los fanáticos del fútbol. Su nombre evoca imágenes de entrega total, pasión por el juego y una carrera marcada por el esfuerzo y el carácter. Como jugador, brilló en equipos como River Plate, Lazio e Inter de Milán, imponiéndose siempre como un mediocampista combativo y de gran despliegue físico. Esa misma energía la trasladó a su rol como entrenador, donde su liderazgo natural lo ha convertido en un técnico respetado y, muchas veces, temido por su intensidad.
Ahora, el Sevilla FC, uno de los clubes más históricos y competitivos de España, ha decidido confiar en él para liderar un nuevo proyecto de reconstrucción. Desde sus primeros pasos como DT en un River devastado por el descenso, Almeyda mostró madera de estratega y motivador. Consiguió devolver al club a la Primera División, y más adelante llevó a Chivas a lo más alto del fútbol mexicano. En AEK Atenas, coronó su evolución con una liga griega que lo catapultó de nuevo al radar europeo. Su llegada al Sevilla no es casualidad: representa la búsqueda de un técnico con fuego interno, capaz de reconstruir y dar identidad a un plantel que la ha perdido.
Un fichaje que sacude los cimientos del Ramón Sánchez-Pizjuán
El Sevilla FC venía necesitando algo distinto. Luego de varios cambios de entrenador, campañas irregulares y un descenso en el rendimiento colectivo, la directiva optó por romper con lo tradicional. En lugar de reciclar nombres del fútbol español, decidió apostar por Almeyda, un técnico con experiencia internacional, una visión audaz del juego y la capacidad para asumir desafíos difíciles. Su elección marca el inicio de un nuevo ciclo, donde la intensidad y el compromiso serán las bases del proyecto.
No fue una decisión tomada a la ligera. La dirigencia analizó varias opciones, pero Almeyda sedujo con su discurso claro, su historial de reconstrucciones exitosas y su carisma natural. Aunque su estilo puede chocar con la rigidez táctica de LaLiga, en el club confían en su capacidad de adaptación. Sevilla quiere recuperar su esencia combativa, y quién mejor que un DT forjado en la lucha para liderar esa misión.
Fútbol a pura adrenalina: así juega el equipo de Almeyda
Si algo define a los equipos de Matías Almeyda es la intensidad. Lejos de planteos especulativos, el argentino propone un fútbol vertiginoso, de presión alta, recuperación inmediata y transiciones veloces. No es casual que sus equipos terminen extenuados: cada partido es una batalla física y mental. Sus jugadores deben correr, chocar, pensar y decidir a gran velocidad. El espectáculo está garantizado, pero también el desgaste.
En Chivas, revolucionó el plantel con una base joven que interpretó a la perfección su idea. En AEK, potenció a un grupo que venía golpeado y lo hizo campeón. Esa capacidad de transformar, de sacar lo mejor incluso de futbolistas sin gran cartel, es una de sus virtudes más notables. En el Sevilla, donde hay talento pero falta cohesión, su enfoque puede ser un catalizador positivo si logra convencer a los líderes del vestuario.
Lo que se espera de él en Sevilla: metas altas y paciencia corta
Almeyda no llega con margen para largos procesos. Aunque se habla de construir un proyecto a mediano plazo, el Sevilla necesita resultados desde el primer tramo de la temporada. Volver a competir por puestos europeos es una obligación, así como recuperar la regularidad en casa y dejar de ser un equipo vulnerable. Además, se espera que compita con dignidad en competiciones europeas, ya sea en la Europa League o Conference League, según clasificación.
Pero más allá de las estadísticas, la expectativa principal es que devuelva la identidad. La afición quiere volver a ver a un equipo con alma, que pelee cada pelota como si fuera la última. Si Almeyda logra eso, el resto puede llegar por añadidura. Eso sí, no tendrá mucho tiempo para convencer. El Sánchez-Pizjuán exige intensidad… y resultados.
Un reto mayor: adaptarse al rigor de LaLiga
Entrenar en LaLiga no es lo mismo que hacerlo en Grecia, México o la MLS. Aquí cada error se paga caro y cada decisión es examinada con lupa. Almeyda enfrentará a algunos de los técnicos más preparados del mundo, en un contexto donde el orden táctico y el control del ritmo del juego son fundamentales. Su fútbol de alto voltaje deberá ajustarse sin perder su esencia si quiere sobrevivir en el ecosistema español.
Además, manejar el vestuario del Sevilla no será tarea sencilla. Con figuras de peso, egos marcados y jóvenes en busca de minutos, el argentino necesitará de su mano izquierda para mantener la armonía. Las rotaciones, la gestión emocional y el discurso interno serán tan importantes como la pizarra. En este sentido, su experiencia en clubes grandes y su carisma podrían ser sus mejores aliados.
El análisis de los que saben: ¿una locura o un acierto?
Desde el anuncio de su llegada, el debate no ha parado en medios deportivos y redes sociales. Para muchos, Matías Almeyda es el tipo de DT que puede cambiarle la cara a un equipo dormido. Lo ven como una apuesta valiente, fresca y necesaria. Otros, más escépticos, temen que su falta de experiencia directa en el fútbol español sea un obstáculo difícil de sortear.
Lo cierto es que no se puede discutir su trayectoria: títulos en México, liderazgo en Grecia, y una filosofía clara. Si logra imponer su modelo sin chocar con la idiosincrasia de LaLiga, puede sorprender a todos. Y si no lo hace, al menos dejará huella por su estilo frontal y sus ganas de revolucionar. Almeyda no pasa desapercibido: o lo amas o lo cuestionas, pero nunca te resulta indiferente.
Una apuesta con corazón y coraje
La llegada de Matías Almeyda al banquillo del Sevilla marca un punto de inflexión. Es una apuesta con riesgo, sí, pero también con ambición. El club ha decidido apostar por un líder auténtico, con ideas firmes y carácter, que viene a sacudir estructuras. En una época donde muchos optan por lo seguro, Sevilla elige lo diferente, lo intenso, lo impredecible.
Ahora todo queda en sus manos. Si logra que el plantel compre su idea y responde con resultados, puede convertirse en el alma del nuevo Sevilla. Si no, quedará como un experimento fallido. Pero lo que es seguro es que, con Almeyda, aburrirse no será una opción.
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