Nueva York , Estados Unidos 12 de marzo 2021.-El año pasado muchas familias estadounidenses se quedaron sin barbacoas de verano, sin cena de Acción de Gracias, comida de Navidad o fiesta de Nochevieja. Este año, al ritmo de dos millones de vacunaciones diarias, si «cada uno hace su parte» el presidente ha prometido que este 4 de julio «hay muchas posibilidades de que podáis reuniros con vuestra familia, vecinos y amigos en el jardín a cocinar en la barbacoa y celebrar el Día de la Independencia».

La clave para que eso sea posible es el avanzado ritmo de la campaña de vacunación, que para cuando acabe abril permitirá que todos los adultos que los deseen puedan vacunarse. En los próximos días el gobierno de Joe Biden planea hacer pública una guía detallada de lo que pueden y no pueden hacer los vacunados, pero ya anticipa que a este ritmo el 4 de julio será un Día de la Independencia «realmente especial», animó en su primer discurso a la nación como presidente, «en el que no solo celebraremos nuestra independencia como nación sino también del virus».

La oportunidad de pedir que nadie baje la guardia «porque podríamos volver atrás y tener que reimponer las restricciones», advirtió, se la dio el primer aniversario de la pandemia, que llegó con algo que celebrar: la firma de su primera ley, con la que se completa el mayor paquete de estímulo económico de la historia, con un marcado corte social.

El llamado American Rescue Plan reducirá la pobreza infantil a la mitad y creará millones de puestos de trabajo. «Y si fracasa lo reconoceré», prometió, de acuerdo a su compromiso público de decir siempre la verdad para desmarcarse de su predecesor. Por eso, precisamente, no puede decir que la pandemia se haya acabado. «Aún pueden ocurrir muchas cosas, los científicos han dejado claro que esto puede empeorar si se propagan nuevas variantes», advirtió. «La única manera es derrotar al virus».

Un enemigo invisible que se ha cobrado ya más vidas en EE UU que todas las guerras del siglo pasado juntas. Para ser exactos, 527.726, cifra que Biden llevaba escrita en el papel que se sacó del bolsillo de la chaqueta. Cada día actualiza el número de muertos en la parte de atrás de su agenda para que no se le olvide que detrás de cada número hay un padre, una madre, un hijo o un hermano.

Con su tono paternalista, Biden lamentó que hasta una mascarilla, «la forma más fácil de salvar vidas», les divida. Por eso instó a todos a unirse en esta lucha, poniendo como ejemplo a las farmacéuticas Johnson & Johnson y Merck, que han dejado a un lado su rivalidad para trabajar juntos «por el bien de la nación», como hicieran los estadounidenses durante la II Guerra Mundial. El reclutamiento de 10.000 farmacias y la apertura de grandes centro de vacunación en estadios y pabellones que vacunan de día y de noche con la ayuda del Ejército y voluntarios ha permitido poner en marcha la campaña de vacunación más ambiciosa del mundo y de la historia, que ya ha inyectado ya al 70% de los mayores de 65 años y el 10% de toda la población. Con la adición de centros móviles que permitan ponerse la vacuna sin salir del coche, el mandatario espera poder cumplir su promesa y poder dejar atrás un annus horribilis porque «encontrar la luz en la oscuridad es algo muy americano».

Fuente: Agencias

 

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