La Unión Europea acordó imponer sanciones a otros 14 oligarcas rusos, congelar las relaciones con el banco central de Bielorrusia y frenar a tres importantes entidades financieras de ese país, según informó el miércoles la Comisión Europea
Las nuevas sanciones, impuestas por la invasión rusa de Ucrania que, según la UE, cuenta con el respaldo de Minsk, incluyen la exclusión del sistema bancario SWIFT de los bancos bielorrusos Belagroprombank, Bank Dabrabyt y el Banco de Desarrollo de la República de Bielorrusia, dijo la Comisión en un comunicado.
Las sanciones también “prohíben las transacciones con el Banco Central de Bielorrusia relacionadas con la gestión de reservas o activos, y la provisión de financiación pública para el comercio y la inversión en Bielorrusia”.
También se imponen sanciones a otras 160 personas, entre ellas 14 oligarcas y destacados empresarios implicados en sectores económicos clave que suponen una importante fuente de ingresos para la Federación Rusa, como la industria metalúrgica, farmacéutica, de telecomunicaciones y digital.
Nuevo paquete de sanciones a Rusia
La Unión Europea informó el miércoles que ha acordado una nueva ronda de sanciones dirigidas a funcionarios de alto rango y oligarcas rusos en represalia por la invasión a Ucrania por parte de Moscú.
Las nuevas sanciones también incluirán restricciones al sector marítimo y excluirán a tres bancos bielorrusos del sistema bancario SWIFT, dijo Francia, que ocupa la presidencia del Consejo Europeo, en una serie de tuits.
Las sanciones serán aprobadas formalmente por los dirigentes de los 27 estados miembros del bloque en una cumbre en Versalles, Francia, el jueves y el viernes.
Más de dos millones de personas han huido de Ucrania y cientos de miles han quedado atrapadas sin acceso a medicinas o agua potable desde que el presidente Vladimir Putin lanzó la invasión hace casi dos semanas.
Moscú califica su acción de “operación militar especial” para desarmar a su vecino y desalojar a los dirigentes que llama “neonazis”. Kiev y sus aliados occidentales lo rechazan como un pretexto sin fundamento para una guerra no provocada contra un país democrático de 44 millones de habitantes.
Fuente: Forbes
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