Por Santos Gabriel Us Ake

Cuando se acerca el 20 de abril, que es la fecha oficial de la fundación de Cancún, empieza a hablarse de la identidad y el arraigo pero últimamente la inseguridad ha amenazado los esfuerzos que se han hecho a lo largo de 49 años por tener una mayor integración como sociedad.

La identidad la definen los diccionarios como el conjunto de características propias de una persona o comunidad que se diferencian de otras. En el caso de Cancún esas características propias comenzaron a formarse en 1970 cuando empezaron los trabajos de construcción de esta gran ciudad turística y se pueden destacar algunos rasgos como por ejemplo el ser un pueblo trabajador, sin temor a comenzar de cero, ser emprendedor, saber levantarse de las adversidades meteorológicas como es el caso de los huracanes “Gilberto” en septiembre de 1988 y de “Wilma” en octubre de 2005.

Además saber superar los desplomes de la afluencia turística, como los ocurridos con motivo de la guerra del Golfo Pérsico encabezada por Estados Unidos contra Irak en 1990, cuando el vecino país del norte recomendó a sus ciudadanos no salir al extranjero, emergencia sanitaria por el virus de la influenza AH1N1 en abril de 2009 y varias tormentas tropicales y amenazas de huracán.

Todas estas adversidades y a la vez oportunidades de progreso han forjado el carácter y sentimiento de superación de los que vivimos en esta ciudad desde hace muchos años, algunos desde su fundación, otros después, e incluso algunos pobladores ya estaba aquí desde antes del inicio de la fundación sufriendo calamidades como por ejemplo los habitantes de Puerto Juárez y Rancho Viejo.

Los que hemos adquirido cierto arraigo y una incipiente identidad cancunense, nos reconocen nuestras cualidades de lucha y trabajo cuando vamos de visita a otros estados y países. Hasta hace unos dos años y medio causamos admiración cuando afirmamos ser de Cancún, se nos reconocía como personas afortunadas por vivir en un paraíso turístico, por nuestro trabajo de excelencia, por ganar dinero, por ser felices, etcétera.

Pero en los últimos dos años y medio esta buena imagen, identidad o conjunto de características se han deteriorado por los casos de ejecuciones (homicidios) entre las bandas del narcotráfico, balaceras en lugares públicos y en domicilios particulares, feminicidios y asaltos violentos a comercios.

Un servidor, que ha visitado los pueblos de la zona rural del estado de Quintana Roo, donde predomina la tranquilidad, cuando les digo que vengo de Cancún, lo primero que recuerda la gente es que vengo de un lugar de ejecuciones y balaceras. Luego entonces la imagen de paraíso, playas y diversión sana, se ha deteriorado gravemente y es importante trabajar para revertir este daño, si no se atiende de inmediato puede afectar las intenciones de viaje hacia este centro turístico.

Ciertamente la seguridad del turista está garantizada, en la zona hotelera el visitante no tiene problemas, pero no es suficiente, porque los habitantes de la zona urbana en su conjunto deben gozar de plena tranquilidad, para poder seguir forjando la identidad y arraigo en esta ciudad de Cancún.