REMEMBRANZAS

A 172 AÑOS DE DISTANCIA

Por Santos Gabriel Us Ake

La justicia social aún no llega a una gran cantidad de comunidades mayas de Quintana Roo, a pesar de que este 26 de julio las autoridades conmemoraron en Tihosuco, municipio de Felipe Carrillo Puerto, el 172 aniversario del inicio de la Guerra de Castas (Guerra Social Maya). Los grandes pendientes, por mencionar algunos están los siguientes: Dotar de todos los servicios públicos a las comunidades rurales, tales como el agua potable, drenaje sanitario, pavimentación de calles, escuelas preescolar, primaria y secundaria, aceras, parques, centros de salud, relleno sanitario, energía eléctrica, alumbrado público, vigilancia policiaca, señal de telefonía móvil e internet.

Además incluir en los libros de texto gratuito la historia del pueblo maya para que no pierda su identidad porque a lo largo de los años se le ha tratado de borrar de manera oficial su pasado histórico por temor a que de nueva cuenta reclame sus derechos y el patrimonio que le ha sido arrebatado. Solo basta visitar cualquier pueblo maya en Quintana Roo para darse cuenta que las condiciones en las que viven no son acordes a los 172 años que han transcurrido.

En una ocasión el maestro Hilario Chi, descendiente de los caudillos de la Guerra de Castas (Cecilio Chi) en la conferencia de prensa del Tianguis Turistico 2014 realizado en Cancún en el Lakam Center presentó la propuesta de impulsar en el Congreso del Estado el Impuesto a la Cultura Maya para aplicar en las comunidades marginadas, sin embargo los políticos y autoridades no lo consideraron importante y prefirieron seguir realizando solamente eventos alusivos para tomarse la fotografía.

En la actualidad ni siquiera existe un instituto maya estatal que enseñe a los maya hablantes cómo se escribe la lengua que hablan. La gran mayoría solamente puede expresarse en su lengua materna pero desconoce la gramática, la existencia del alfabeto maya antiguo y el nuevo, y mucho menos tiene conocimiento del sistema vigesimal maya y del calendario. La apuesta oficial es que poco a poco desaparezcan los vestigios vivos de la costumbre e historia del maya hablante, a menos que la Cuarta Transformación tenga un programa ambicioso no solo del pueblo maya sino de la Cultura Mesoamericana en general.

En Chan Santa Cruz, hoy Felipe Carrillo Puerto, los millonarios y el neoliberalismo les han arrebatado a los mayas nativos sus costas del Mar Caribe por medio de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an y ni quisiera tienen derecho al reclamo. Lo más seguro es que quien encabece la recuperación de este patrimonio lo desaparezcan o le inventen un delito para encarcelarlo injustamente. Y ahora con este incendio reciente que se se dio en la reserva, a todas luces provocado, habrá que ver en el futuro quiénes serán los beneficiarios con las construcciones que las autoridades ambientales autoricen o se hagan de la vista gorda, que para el caso es lo mismo.

La Guerra de Castas trajo beneficios a los pueblos nativos a un precio muy alto con el derramamiento de sangre de los propios mayas, españoles y criollos. El resultado fue la recuperación de sus tierras, la libertad de pensamiento y de culto religioso, acceso a la educación y al trabajo remunerado, etcétera, pero a 172 años del inicio de la lucha social aún falta mucho por hacer para abatir la gran marginación. El odio, los rencores y la explotación al nivel que había en 1847 quedaron en la historia y no deben resurgir, pero la lucha por la justicia social debe continuar de manera pacífica y en el marco de la legalidad.

Dependerá de las generaciones presentes y futuras seguir impulsando el desarrollo económico de Quintana Roo, en igualdad de circunstancias para todos y sin distinciones, pero este gran pendiente de justicia social en las comunidades mayas debe ser resuelto, es inadmisible a 172 años de distancia que existan todavía hogares en condiciones de extrema pobreza y sin oportunidades de desarrollo. Aún existen poblados que no cuentan con camino pavimentado a pesar de que sus representantes lo han solicitado durante 20, 30 y hasta 50 años o más. Con paciencia siguen realizando las gestiones por escrito y de manera verbal, en espera de que algún día lleguen los servicios públicos a la comunidad. De 1847 a 2019 han transcurrido 172 años de reclamo de justicia social.

 

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