PERSPECTIVAS
Gabriela Ruiz Serna

Inició un nuevo año, ya pasaron las posadas, los brindis, las felicitaciones insulsas y los propósitos huecos de los gobiernos de los 3 niveles, pero sigue vigente un tema prioritario que se atiende como si fuera cualquier cosa, como si no les importara o peor, como si no supieran qué hacer ante semejantes embates: la creciente inseguridad.
Soy reiterativa, lo sé, pero no hablar del tema es dejarlo pasar y acostumbrarnos, lo que no no podemos permitir por el bien de todos
No es nuevo. En Quintana Roo, sobre todo en Cancún, han sentado sus reales grupos del crimen organizado con la omisión, complacencia o connivencia de autoridades locales, estatales o federales. Lo nuevo y lo preocupante es que la violencia no da tregua, que los ataques son en lugares más concurridos o emblemáticos de la ciudad a cualquier hora del día y con víctimas de cualquier edad.
Las amenazas y el cinismo de los
delincuentes tampoco sorprenden, pero sí llama la atención la insistencia de manejar los casos más sonados como si fueran focalizados, de venganza o solo entre ellos.
Los pretextos se acaban y mientras la violencia crece.
El jefe policiaco Alberto Capella -galardonado con el premio nacional en mejores prácticas en seguridad pública- sigue en su carrera de Twitstar, con su demagogia y sus frases hechas: “En Quintana Roo el que la hace la paga”, dando entrevistas en medios nacionales, posando con actores “amigos”, entregando juguetes, dando pésames, deseando Feliz Año, condenando asesinatos de policías desde su escritorio y hasta felicitando al gobernador Carlos Joaquín.
Para suerte de Capella y para desgracia del país, la violencia es generalizada y en los medios nacionales la nota roja de Quintana Roo compite con sitios tan encarnizados como Guerrero, Sinaloa, Chihuahua o recientemente Tabasco, eso permite que los tiroteos de Cancún y las agresiones en Playa del Carmen queden perdidas entre el mar rojo de la información nacional.
Quintana Roo, con sus destinos turísticos y sus poblados de apoyo necesita seguridad urgente, no más de lo mismo, no más jefes importados, no más designaciones políticas, ya lo hemos visto antes. Lo que queremos todos es seguridad, estrategia, participación y verdadera coordinación entre corporaciones, porque la demagogia también mata.

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