REMEMBRANZAS

EL RIESGO DE SER PERIODISTA

Por Santos Gabriel Us Ake

Si usted es periodista o comunicador y trabaja con apuntes de hace más de 10 años, es mejor que los tire a la basura y se actualice porque ya existen nuevas leyes que rigen el manejo y las formas de obtener información, además de las reglas no escritas de las bandas de delincuentes. Es obvio que el panorama del profesional del periodismo ha cambiado de manera radical en estos últimos años.

Y actualmente con la existencia de las redes sociales cualquier persona física o moral puede apropiar, procesar y emitir cualquier información cierta, falsa o sesgada aún sin tener conocimiento del periodismo y de las leyes que la rigen. Antes solamente los que trabajamos en un medio de comunicación convencional como son la prensa escrita, radio y televisión podíamos trabajar en el ramo, pero ahora el escenario también es distinto.

En el libro “La condición de periodista”, impreso en 1988 (hace 31 años) señala que el reportero “transgrede toda regla, toda ley para sacar información, para desentrañar secretos. El actor entra en escena. Escoge locaciones de interés general a las que hay poco acceso”.

Eso era antes cuando habían pocas áreas restringidas, no se acordonaba el escenario del crimen o del desastre, no habían leyes de juicios orales, ni de transparencia y derecho a la información, etcétera. Además no habían grupos delincuenciales tan diversos como los que existen ahora, ni la narcopolítica.

En la actualidad es necesario tomar en cuenta estos factores durante el ejercicio periodístico, de tal manera que quien quiera erigirse en un valiente como era antes, ya sabe que se arriesga a sufrir las consecuencias de sus actos. En caso de existir ejercicio legal en contra de alguien por violar las leyes, podrá alegar atentado a la libertad de expresión, violación a los derechos humanos y excesivo uso de la fuerza pública, pero no surtirá mucho efecto como era antes, precisamente por los cambios antes mencionados.

Un hecho reciente que amerita analizar como ejemplo, fue el caso del periodista Humberto Padgett León quien cruzó dos filtros de vigilancia del Campo Militar No. 37-D junto con dos acompañantes que fingieron ser militares en retiro que iban al servicio médico, pero la intención real era videograbar las instalaciones. Desde luego al ser descubiertos fueron detenidos y remitidos a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México.

Anteriormente Humberto Padgett León había sido encañonado y herido de un cachazo en la cabeza por narcomenudistas en la Ciudad Universidad cuando había acudido a comprar heroína como parte de su investigación, pero de igual manera descubrieron que estaba grabando video con una cámara escondida y las represalias no se hicieron esperar.

En el primer caso autoridades de la Secretaría de la Defensa Nacional (Serena) explicaron que el Campo Militar No. 37-D es propiedad federal y zona restringida a la que solamente se puede acceder mediante autorización y por causa justificada, como previene el Artículo 8 Constitucional que establece de la siguiente manera: “Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición, siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa;”

En el segundo caso ocurrido en la Ciudad Universitaria se trata de reglas no escritas de los narcomenudistas. Ellos han establecido la prohibición de grabar video en esa área donde operan, y quien ose violar las restricciones sufrirá las consecuencias, tal como ya se vio. Corresponde al periodista, investigador o “influencer” decidir si respeta o no las leyes, y por otro lado, las reglas no escritas de los delincuentes.

En ambos casos es importante que el periodista tome cuenta con toda seriedad los principios legales, y no legales, a fin de tener suficientes elementos de juicio a la hora de tomar una decisión para apropiarse de información, tomar fotografías, grabar audios y videos en sitios restringidos o peligrosos. Porque está en juego su propia vida.

En las condiciones actuales el trabajo del periodista es muy peligroso, y más ahora que México se ha convertido en el país de mayor riesgo para esta profesión, incluso más que las naciones en guerra como Siria, Afganistán, Irak y Yemen. Tan solo en esta semana que acaba de transcurrir, fueron asesinados tres periodistas y además el ataque con bombas molotov al periódico digital e impreso El Monitor de Parral. Es una situación nunca antes vista, pero lo más preocupante es que los crímenes quedan impunes y cada vez son menos las garantías para el ejercicio de la profesión. De ahí la importancia de tomar en cuenta todos los factores de riesgo.

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