REMEMBRANZAS

COMIENZAN A USAR LA PALABRA NARCOTERRORISMO

Por Santos Gabriel Us Ake

Cuando empezó la venta de la cocaína en Cancún las autoridades decían que Quintana Roo solamente era el paso o trampolín de la droga hacia los Estados Unidos como una manera de evitar alarmar a la sociedad. Las noticias de decomisos de este producto revelaban que efectivamente así era, la entidad solamente era utilizada para el trasiego pero poco a poco comenzó a crecer el número de consumidores locales hasta alcanzar los niveles que existen ahora y cesaron de negar que solo sea de paso.

Belisario Betancur, presidente de Colombia de 1982 a 1986, visitó México después de dejar el cargo y declaró que el país estaba en riesgo de “colombianizarse”, lo cual incomodó a las autoridades por el gran revuelo que ocasionó y en respuesta el gobierno mexicano se apresuró a decir que esto no podía ser posible porque las condiciones políticas y socioeconómicas son diferentes. Pero hoy día los hechos están a la vista desde hace varios años y no parece tener fin.

Así que primero negaban la existencia de una sociedad consumidora de droga, que el producto solo estaba de paso, y después negaban la “colombianización”. Ahora las palabras “mexicanización” y “colombianización”, aunque no existen en la Real Academia Española, se usan para referirse al poder del narcotráfico, sus operaciones y crecientes actos de violencia. Y son términos que algunos autores han considerado como estigmatizantes.

Lo mismo sucedió con la palabra ejecución. Desde un principio las autoridades judiciales informaban en sus boletines de prensa los crímenes solamente como homicidios comunes, y las funcionarios declaraban que son hechos aislados, pero después para los medios de comunicación fue tomando forma el término “ejecución” de manera recurrente como un ajuste de cuentas entre las bandas del narcotráfico a pesar de no tener una definición académica.

En los últimos meses ha comenzado a utilizarse en ciertos medios de comunicación y sectores el término narcoterrorismo para referirse a algunos hechos delictivos cometidos por los grupos delincuenciales, como por ejemplo el tres de abril del presente año un comando armado incendió una agencia de automóviles de lujo en el bulevar Luis Donaldo Colosio y el pasado ocho de agosto malhechores a bordo de un vehículo lanzaron bombas molotov contra las instalaciones y vehículos de Ambulancias Life también con sede en el bulevar, por citar solamente dos casos.

Hasta este momento las autoridades no han negado ni aceptado la existencia del narcoterrorismo sino solamente manejan los hechos como daños en propiedad ajena, y se espera que no sea un término de uso común como ha ocurrido con los conceptos anteriores. De hecho no existe consenso sobre la definición precisa de la palabra terrorismo, debido a las numerosas formas de acción que tiene y mucho menos existe precisión sobre el término narcoterrorismo. Sin embargo ha comenzado a utilizarse.

El diccionario de la Real Academia Española define el terrorismo como: “1. M. Dominación por el terror. 2. M. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”; y ha agregado una tercera acepción: “3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos”.

El análisis que realizan los expertos sobre el concepto de terrorismo es muy amplio y complejo porque no en todos los casos encuadra con las mismas características, ni los grupos que lo llevan a cabo tienen el mismo perfil, y por lo regular lo relacionan con la política y una ideología que pretende imponerse por medio del terror. Pero sea como fuere, apropiado o no, lo preocupante es que el término narcoterrorismo ha comenzado a utilizarse en nuestra comunidad y se espera no sea una palabra de uso común como ha sido la “ejecución”.

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